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lunes, 11 de enero de 2010

Don Juan Pacheco ( Marques de Villena) 2ª Parte


Cuando muere Juan II (1454), toma el peso de la corona su hijo Enrique IV, el que en actuaciones bastardas se había coaligado con los infantes de Aragón en contra de su padre, ya por entonces era influido por el Marques de Villena. El Marqués se convierte en su favorito dominando el Consejo Real, plataforma que sólo utilizó para enriquecerse. Poco después (en 1449) el mismo monarca aceptaría la permuta propuesta por el marqués de Villena de la villa y castillo de Medellín por las villas de Chinchilla y Garcimuñoz, más próximas a los intereses geográficos y políticos de D. Juan Pacheco. Con ello el monarca reforzaría la configuración del territorio del marquesado de Villena. Medellín, no obstante, pasaría posteriormente, por favor real, a la familia Portocarrero.

En los primeros años de este reinado, Don Juan Pacheco fue el director casi omnímodo de los asuntos del reino, pues Enrique IV dejaba en hacer en todo lo concerniente al gobierno, abandonándolo en manos de su privado, al que da cuanto quiere: castillos ciudades, villas y rentas.

Para dar idea del poder del marqués de Villena, con ocasión de las fiestas en los esponsales de Don Enrique con Doña Juana de Portugal, en Sevilla, se celebró un torneo participando cincuenta caballeros del Duque de Medina Sidonia con otros cincuenta del Marqués. Cada uno de estos nobles llegó a mandar mas de mil caballeros.

La vida de Don Juan Pacheco, se puede resumir como la de uno de los políticos que más influyó en la historia de Extremadura, durante muchos años, dejando situados en altas posiciones a unos descendientes también de notable influencia en nuestras tierras.

A Don Juan Pacheco le ha tratado la Historia con mucha severidad, considerándole como el prototipo cauto, sin escrúpulos y siempre dispuesto a aprovechar cualquier coyuntura para el logro de sus desmedidas ambiciones, amparándose en su posición de valido y en la preponderante influencia que ejerció sobre el débil monarca. De hecho, fue nombrado por él: Conde de Xiquena, (1461) y Duque de Escalona (12 de Diciembre de 1472).

Su poder e influencia llegó en Extremadura a tal altura, que poseyó media provincia de Cáceres y otra media de Badajoz, con ciudades como Trujillo, Mérida, Medellín y cientos de castillos, aldeas y villas. En cuanto a su influencia política, era tal, que le faltó muy poco para ser padre político del Infante Don Fernando de Aragón (después Rey Católico). El historiador Víctor Balaguer afirma la existencia de unas escrituras de poder de Don Fernando, (1-5-1467), para que el Condestable Don Pedro de Peralta se desposara en su nombre con Doña Beatriz Pacheco, hija natural de Don Juan, que con el tiempo llegaría ser condesa de Medellín.

Años más tarde D.Juan Pacheco casaría a la citada primera hija ilegítima, la varonil y belicosa Dña. Beatriz Pacheco, con D. Rodrigo Portocarrero, que entre otros títulos contaba con el de Conde de Medellín. De esta manera el marqués de Villena lograba colocar a uno de sus descendientes al frente de uno de sus antiguos señoríos.

De hecho, este matrimonio fue un ejemplo de la habilidad política que manifestó en el matrimonio de sus hijos -incluidos los bastardos-. El interés, en este caso no era sólo efectuar una boda para su hija sino además, el poner de su parte el condado de Medellín que tanto apoyo podría ofrecerle en la defensa de los amenazados señoríos de Moguer y Villanueva del Fresno, de los que era titular la segunda esposa del marqués, Dña. María Portocarrero.

De la débil voluntad de Enrique IV, el marqués de Villena consiguió el señorío de Trujillo y sus tierras, sin que el Alcaide Gracian de Sesé pudiera oponerse. Al tomar posesión de este señorío es cuando ocurre su muerte, en Santa Cruz de la Sierra, el 4 de Octubre de 1.474, unos dicen que de tres secas que le dieron en la garganta y otros de esquinencia, según carta que envió Gutiérrez Cárdena al Rey Don Fernando.

Sus herederos, Beatriz en Medellín y Don Diego López Pacheco en Trujillo, continuaron la política de oposición a la Corona, hasta que Isabel la Católica les hizo entrar en la disciplina real, no sin antes haber derruido castillos y desmochado palacios.

Ese mismo año murió Enrique IV, a punto de cumplir 50 años, siendo sepultado en el Monasterio de Guadalupe, junto a su madre Doña Maria de Aragón, en donde aún se conservan los restos de ambos. La Reina Católica montó en Guadalupe su cuartel general, dispuesta a abatir el poder de los Villena y las banderías de otras familias ilustres.

En Enero de 1479 ya estaba abatido en Trujillo el orgullo de los Villena, pero sólo como figuras de primer orden, pues posteriormente este linaje se mezcló con otros distinguidos y en cuanto a Doña Beatriz, en Medellín, continuó muchos años, pero con mucho menos poder que el que tenía su padre.

Cayó en desgracia por las intrigas de los nobles, formó entonces la Liga de Burgos en 1464, e hizo declarar ilegítima a Juana, hija del rey, llamada la Beltraneja. Se caso en segundas nupcias con María Portocarrero, VI Señora de Moguer, fallecida en 1470. Después se casaría con María de Velasco, luego mujer de Beltrán de la Cueva y I duquesa de Roa.

Gracias por leerme
luismgon

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